martes, 28 de noviembre de 2017

Montes del Sueve. Subida al picu Pienzo.

Valle del río Sella y Picos de Europa desde el  Pienzo (1.167 m.).
Hace un par de semanas hice una pequeña excursión en el macizo del Sueve con el fin de ver los Picos de Europa nevados, aunque esta semana, por fin, parece que llegará la nieve de verdad, a gran parte de Asturias.
 
La sierra del Sueve, con el Mirador del Fitu, es uno de lo sitios más visitados por los turistas, aunque, la verdad sea dicha, la mayor parte de la gente que llega a este mirador, se vuelve sin haber visto nada, por culpa de la niebla. No es fácil encontrar un día soleado como el de las fotos que os pongo a continuación.
 
Esta sierra es una atalaya espectacular, ya que se encuentra a tan solo 4Km. del mar y alcanza unos 1.160 metros en su lugar más alto, el picu Pienzo. Desde la cima se pueda ver, a un lado, una parte considerable de la costa oriental asturiana, al otro, todo el valle del río Sella con la parte central de los Picos de Europa al fondo. Estas montañas son además el último refugio de los caballos asturcones: ese caballito de constitución fuerte, pelaje oscuro y una alzada corta, de no más de 1.25m. Parece un pony y sin embargo tiene una enorme fortaleza. Aparece ya citado hace dos mil años, en algunas crónicas de las guerras de cántabros y astures contra los romanos. Incluso se exportó a otras partes del imperio durante esa época. Sin embargo en 1970 apenas quedaban 40 de esos caballos. Hoy se han recuperado bien, y es posible verlos en muchas zonas de Asturias. Aquí pasan todo el año en la montaña y es fácil verlos compitiendo con rebecos y gamos por los pastos.
 

Bayas del espino albar (Crataegus monogyna)

La excursión se puede comenzar desde el mirador del Fitu y está bien marcada. En unas dos horas y media se puede alcanzar la cima del picu y deleitarse con las preciosas vistas que hay desde allí . En el camino vemos algún bosque de hayas, abedules, fresnos y sobre todo espino albar (Crataegus monogyna). Esta especie es muy común en esta zona. Tiene los troncos retorcidos por el viento y la lluvia y en esta época están llenos de bayas rojas que sirven de alimento a las aves. En la cima hay una gran cruz de hierro de dudoso gusto (donación de una indiano -asturiano que hizo dinero en América-). La vuelta lleva otras dos horas de bajada, algo más liviana que la subida. Si venís por Asturias es un lugar que os aconsejo visitar.
 
Comienzo del camino con la niebla cubriendo los valles.

La costa cerca de Colunga y bosques de abedules.



Un primer caballo mestizo pastando con los Picos de Europa al fondo. 




Caballo asturcón cerca de la majada de Bustacu.

Los caballos asturcones también se mezclan con otras razas de caballos, dando lugar a mestizajes.
Al fondo, valle del Sella y Picos de Europa.

Macizo central de los Picos de Europa con algo de nieve.


Abrevadero para el ganado.

Espino albar (Crataegus monogyna).
El sendero está bien marcado y es difícil perderse.

Pequeña manada de caballos asturcones.

Macizo central.

La costa desde la cima.

Sucesión de cadenas de montañas, con la costa cantábrica a la izquierda.

Todo el valle del río Sella, con los Picos de Europa al fondo.



Colores de atardecer.

Caballos al atardecer.
 

domingo, 26 de noviembre de 2017

Arces japoneses en la Barrosa.


La Barrosa en otoño.
Para aquellos que os acercáis a menudo a este blog ya sabéis de mi afición por los arces japoneses y los habéis visto en algunos de mis parterres. No creo que haya ningún jardinero aficionado que no conozca estos arbolitos orientales llenos de misticismo y que representan el epítome del otoño con sus preciosos colores ocre, carmín, amarillo o incluso malva.
No son fáciles de cultivar, sin duda. Necesitan unas condiciones climáticas y de terreno apropiadas, pero  creo que con un poco de tiempo, paciencia y suerte, es fácil que superen los obstáculos y se adapten a lugares incluso adversos o poco recomendados para su cultivo.
Hojas de arce en el estanque.
Como sabéis el “Acer palmatum” es un árbol de pequeño tamaño, nativo de Japón, aunque también crece en China y Corea. Es un árbol de sotobosque que suele crecer al amparo de otros árboles. Desde tiempo inmemorial es un árbol extremadamente simbólico en la cultura oriental, representando la paz y la tranquilidad, y siempre se ha cultivado en el entorno de los templos y monasterios budistas. Durante el siglo XV y XVI se empezó a utilizar en los jardines privados y la pasión por este árbol no hizo más que crecer desde entonces. Hoy en día millones de japoneses se desplazan en el otoño para el “momiki-gari” o la contemplación de los arces en su coloración otoñal.
Acer palmatum base. El más fácil de cultivar y el que mejor se adapta a todos los terrenos. Puede alcanzar un buen tamaño tras varios años.
Hace unos 20 años planté mi primer “Acer palmatum subs palmatum” (arce base de hoja pequeña) en la Barrosa que ahora tiene unos 4 metros de altura. Es el más fácil de cultivar, ya que no le afectan tanto las temperaturas extremas o el tipo de sustrato. Desde entonces he ido añadiendo algunos más y, a pesar de que he tenido varias bajas por culpa del “verticilum wilt”, una enfermedad fúngica mortal, en estos momentos sobreviven los siguientes: Acer palmatum base (2). Variedades: Atropurpureum (1), Bloodgood (1), Sango Kaku (2), Orange dream  (1), Redwine (1), Osakazuki (2), Dissectum “Green Globe” (1), Seiriyu (1), Umo Yama (1), Shaina (1, mi última adquisición). A pesar de que hay más de mil variedades de arces (debido a la poca estabilidad genética de la especie) muchos son extremadamente delicados así que no se recomienda comprar cualquier variedad al azar. Estos que he mencionado parecen los más resistentes aunque cada año salen nuevas variedades que prometen adaptarse mejor a todas las condiciones.
Uno de mis arces de semilla de Osakazuki.
Los arces japoneses no soportan temperaturas extremas. Por encima de los 30º sus hojas se resecan y por debajo de los -15º también se deterioran. Siempre se recomienda plantarlos en semisombra, pero también necesitan unas horas de sol, a poder ser por la mañana, para mantener la coloración de sus hojas. En sombra total pierden color, especialmente las variedades de hojas roja y amarilla. La orientación norte les viene muy bien. En cuanto al sustrato, aunque prefieren cierta acidez, se acostumbran a la tierra arcillosa que es la que hay en la Barrosa. Necesitan riego en verano pero no soportan tener las raíces mojadas permanentemente ya que el temible “verticilum wilt” una enfermedad fúngica muy común entre los arces, acaba con ellos enseguida. Aunque su cultivo se ha extendido por la franja norte, hoy día ya es común verlos en casi toda España y parecen sobrevivir sin problemas. Hace años era un árbol de importación casi en exclusiva –Italia es uno de los mayores productores- y muy caro. Hoy los precios han bajado mucho y se puede adquirir por 15/20 euros en grandes superficies como el Leroy Merlin, en tamaños pequeños, o comprar en Internet. La compañía Plantentuin Esveld, holandesa, es la mejor que conozco y sus arces llegan en unas condiciones inmejorables.
El Acer palmatum Osakazuki tiene la coloración otoñal más intensa de todos los arces.
La mayor parte de las  variedades de arces japoneses proceden de injertos, excepto el Acer palmatum base,  y hay que reconocer que crecen con mucha lentitud. Se pueden cultivar también en macetas durante años, o adaptar como bonsáis o arbolitos pequeños. Yo suelo tenerlos uno o dos años en maceta, antes de plantarlos en el jardín para ver como se adaptan y que condiciones de luz les viene mejor. Hay que tener cuidado con las podas. Solo un poco de cada vez, en primavera. Lo mejor de su cultivo es que cada año te regalan con unos colores espectaculares, tanto en primavera como en otoño. Nunca son iguales, ya que influyen mucho las horas de sol o la temperatura, pero hay pocas cosas tan hermosas en jardinería como las hojas de los arces en otoño. Os animo a que cultivéis, al menos uno, en cualquier parte del mundo.





Acer palmatum base con un tronco ya adulto (unos 20 años).

Uno de los arces "Sango kaku" de coloración amarillo fuerte.


Otro arce "Sango-kaku". Este arce tiene la peculiaridad de la coloración rojiza de las ramas  en invierno.

Acer palmatum "Orange dream" amarillo anaranjado. espectacular también en primavera.

Acer palmatum "Bloodgood". Esta variedad de hoja carmín soporta bastante bien el sol sin quemarse, aunque ya hay variedades nuevas como el "Emperor I" que dicen ser mucho mejores.

"Bloodgood" en otoño.






"Sango-kaku". En primavera y otoño la hoja es amarilla, en verano verde claro. Para mi uno de los mejores.

Acer palmatum dissectum "Green globe". Los "dissectum" son mucho más delicados y soportan mal el sol. Este vive detrás de la casa en orientación norte y está muy a gusto.

Añadir leyenda

Acer palmatum "Umo yama", una adquisición reciente. Tanto en primavera como en otoño la hojas cambian varias veces de color como veis en la foto de abajo.

 
Acer palmatum "Red wine", muy resistente al sol y coloración variable.

Acer palmatum Seiriyu, uno de los últimos en llegar. Dicen que es muy resistente y adaptable. Ya veremos como crece.
 
Ramas de "Orange dream"

Las hojas de arce caídas dan un precioso contraste al verde de la hierba.

Acer palmatum "Atropurpureum". ha tenido "verticilum" y no acaba de desarrollarse bien.
Este arce ha crecido de una semilla de Osakazuki. Parece tener buena coloración otoñal, incluso sin injertar.

El último en llegar. Aún en maceta. Acer palmatum "Shaina", una variedad pequeña y resistente, de hoja roja. El tiempo dirá si es lo que promete.

Una última foto del estanque cubierto de hojas.