lunes, 4 de abril de 2016

Un día frío de primavera



Hoy, un día cualquiera de Marzo, en una aldea de ASTURIAS, al inicio de una primavera gélida, nace este Blog de Jardinería y Paisajismo.

Arriba, en las montañas cubiertas de nieve, aún faltan meses para que las flores azules de las gentianas asomen sus frágiles trompetas en las majadas, pero aquí abajo, en la ligera pendiente del Jardín de la Barrosa, las cabezas amarillas y blancas de los narcisos luchan desconsoladas por levantarse de nuevo tras el destrozo de la nieve tardía y los tulipanes de color malva se yerguen como soldaditos de plomo frente al destino inexorable de una climatología cambiante e imprevisible.


No es España uno de esos países que ame la jardinería, más bien es cosa de excéntricos o de ricos que puedan permitírselo. Los caminos y antojanas de nuestras aldeas y pueblos no están, como en Inglaterra, Holanda y otros países de Europa, bordeados de flores y arbustos sino, bastante a menudo,  de malezas y rastrojos. En cuanto a las ciudades, cierto es que en estos últimos años han cambiado bastante y algunos Ayuntamientos han hecho grandes esfuerzos en la mejora de jardines y espacios públicos, así como en el embellecimiento de las calles con plantaciones de árboles y jardineras. Tanto Oviedo como Gijón son un buen ejemplo de ello.
La verdad es que poco a poco el esfuerzo va sumando y la gente comienza a apreciar y respetar los espacios verdes y ajardinados de nuestras ciudades y villas. También de las ventanas y balcones de nuestros pueblos comienzan a colgar geranios multicolores y surfinias y algunos hasta se atreven con algunos arbustos de flores en huertos y antojanas. De ahí a crear ese respeto por un entorno verde y estéticamente bello alrededor de nuestras casas y calles aún hay un largo trecho.

Vivimos en una región, Asturias, con una naturaleza desbordada y magnífica pero que si la dejamos a su libre albedrio se convierte en un matorral intransitable y caótico. Este blog nace sin duda con la idea de promover la jardinería como espacio de cultura y de mejora de lo que la naturaleza por si misma ofrece. A lo largo de estas páginas quiero presentar, a quien quiera leerlo, una forma de hacer jardinería en un espacio rustico y duro, con una climatología adversa y un suelo arcilloso y difícil de domesticar para hacerlo más atractivo a un a gran número de plantas y árboles de muchas otras partes del planeta. Es obvio que la jardinería no es mi profesión, y lo que he aprendido ha sido a lo largo de muchos fracasos. Quiero compartir ideas de paisaje y de plantas, y sobre todo dar a conocer los inmensos beneficios mentales, físicos y culturales que se derivan de la práctica de la jardinería en el entorno privilegiado de nuestras aldeas y pueblos.

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